Probablemente suene lógico que si utilizamos el nombre Rewilding Drum el tambor chamánico también juegue un papel nada desdeñable en nuestra historia.
La gente a veces incluso piensa que hacemos algo con este instrumento ancestral… Y tal vez eso sea un poco cierto.
¿Rewilding drum?
En 1999 visitamos por primera vez el campamento Atikamekw ‘Camps des Dix’, ubicado en una pequeña isla del lago Kempt cerca de Manawan, Québec.
Allí disfrutamos de largas tardes en el tipi con la familia Ottawa y a menudo sacaban sus tambores y cantaban a su son.
Unos meses más tarde, viajamos a Québec nuevamente y conocemos a Bob 7 Crows, un narrador, cantautor y compositor de la nación Mic Mac. Nos encandiló con sus leyendas, cánticos y, como no, ,… con su tambor chamánico.
Poco sabíamos entonces que años más tarde escribiría el prólogo de nuestro primer libro en neerlandés.
Cuando buscábamos un ‘nombre para nuestra futura empresa’ allá en 2014, encontramos una palabra que resumía muy bien nuestro sentir y que con toda seguridad iba a estar presente: ‘rewilding’.
Rewilding
¿Conoces esta palabra?
Si llevas tiempo por aquí seguro que sí.
Si es la primera vez que nos lees te facilitamos un pequeño resumen.
Hay muchas definiciones posibles, pero una bastante válida podría ser esta: rewilding significa dejar la naturaleza en paz para que pueda recuperar su estado original y, donde sea necesario y/o posible, reintroducir especies animales que ayuden a regenerar y fortalecer el ecosistema.
En nuestro caso, decidimos nos enfocamos principalmente en el rewilding como un estilo de vida.
¿La finalidad?
Reintroducir al ser humano en la naturaleza y permitirle conectarse completamente con su versión más natural y no domesticada
Carne de gallina
Volviendo al nombre de nuestra empresa, nos faltaba algo más.
Y ese algo se presentó ante nosotros de la manera más inesperada.
A principios de 2014 organizamos lo que llamamos la Atilamekw Snowshoe Expedition.
Junto con nuestros amigos Atikamekw viajamos en raquetas de nieve desde el poblado Obedjiwan, pasando por Wemotacci hasta llegar de vuelta a Manawan, un viaje a través del Québec más invernal, durante una travesía de unos 300 kilómetros.
Según nos aproximábamos al poblado de llegada, empezamos a escuchar a lo lejos intensos y alegres tambores. Los habitantes de Manawan querían darnos la bienvenida de manera adecuada, es decir, al ritmo de sus potentes drums. Y entonces ¡lo supimos!
Una especie de escalofrío nos recorrió a los dos de arriba a abajo y con los ojos húmedos y la piel de gallina fuimos testigos, en ese preciso momento, del nacimiento de… Rewilding Drum.
Años más tarde incluso dedicamos un capítulo completo a las enseñanzas del tambor en el libro antes mencionado, Rewilding, redescubre tu instinto natural.
El ritmo es tan antiguo como el hombre mismo. Siempre ha existido la necesidad intuitiva de tocar algo y marcar el ritmo. Los pueblos originarios usaban y todavía usan este instrumento, hecho enteramente de materiales naturales, para silenciar todos los demás sonidos y voces y volverse más receptivos a lo que la voz interior tiene que decir.
El tambor fue y es usado en fiestas, conciertos, eventos chamánicos y otras celebraciones. Todavía hoy sentimos el poder primario de ese tambor, un poder que es difícil de describir pero que está ahí. El sonido específico del tambor es profundo. Consigue evocar los sentimientos más puros y honestos. El tambor incluso logra sincronizar el ritmo del corazón.
Fabricar un tambor propio: enseñanzas
Y después de todos estos años, y aunque ya habíamos adquirido un par de tambores tradicionales en Canadá y en Filnlandia, sentimos que había llegado la hora de fabricar el nuestro propio.
Tras el cierre de temporada de actividades de rewilding en la naturaleza este año, en diciembre nos dimos espacio para descansar, cargar pilar y seguir aprendiendo apuntándonos a un taller “haz tu propio tambor chamánico».
En un mundo cada vez más tecnológico, crear cosas con las manos tiene mucho más valor de lo que puedas imaginarte y un gran efecto terapéutico.
En una atractiva yurta situada en un pueblito llamado Eksel (Limburgo, Bélgica) Pascalle de Walk in Trust nos guiaría a través del proceso durante todo un día.
Desde el principio nos lo dejó bien claro:
“Hacer un tambor es un proceso por el que pasas, un proceso que refleja muy de cerca cómo es tu vida hoy”.
Hoy en día está muy de moda el tema de la atención plena o Mindfulness.
Pues bien, el proceso de realizar un tambor requiere de tu atención plena para:
- no perderte en un mar de cuerdas
- estar a la escucha de lo que el proceso quiere transmitirte.
Una vez elegidas las pieles que se encontraban en remojo, de manera intuitiva, tocaba ponerse manos a la obra.
Hacer un tambor en sí no es muy difícil, a excepción del marco de madera, que Pascale ya había preparado de antemano. Eso sí, el resto del trabajo requiere grandes dosis de paciencia y de máxima atención.
Después empieza el proceso de cordaje para unir la piel a la madera.
Y es justo ahí donde entra en juego la metáfora de la vida:
“no te rindas ante el primer nudo, pide ayuda cuando sea necesario y después, sigue adelante”.
Mientras haces el cordaje, entras en un estado meditativo y sientes como tu propia vida pasa a través de tus manos mientras creas una pieza única.
Te conectas con todos aquellos que fabricaron uno antes que tú, con su capacidad creativa para llegar a un resultado tan impresionante.
Entiendes su valor a través del proceso que requiere su fabricación y tomas conciencia, con más fuerza, del mundo de la inmediatez que hemos creado: comprar y adquirir en el menor tiempo posible.
Nos saltamos los procesos y así nos va.
Después de varias horas de trabajo quedamos maravillados por el resultado. No solo habíamos logrado hacer sendos tambores, sino que encima ¡eran bonitos!
Para terminar la jornada, nos vendamos los ojos y al vibrante son del tambor de Pascale, agradecimos a la madera del álamo y a la piel de los animales este hermoso resultado.
No tuvimos visiones propiamente dichas, pero a Kiki le vino la mente la imagen de un caballo salvaje que corría fuerte, libre, sano y feliz por las llanuras.
En mi caso, “vi” como me sentaba de nuevo con nuestros amigos Atikamek y Anishnabe y con Bob 7 Crows.
Ambos tambores tienen ahora un lugar de honor en casa.
También sabemos que nos mostrarán alto y claro el camino hacia un el estilo de vida cada vez más salvaje en este nuevo año.
Preguntas para ti por cortesía del tambor
Para finalizar, te dejamos un par de preguntas por cortesía del tambor chamánico que vale la pena hacerse para empezar el año con la intención y la dirección adecuadas:
¿Qué sonidos es hora de silenciar en tu vida?
¿A qué voces necesitas ser más receptivo?
¿Te detienes ante el primer nudo o pides ayuda y sigues adelante?
Un gran abrazo,
Bert y Kiki
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