Hoy en día es habitual acudir al señor Google para consultarle su opinión sobre cualquier asunto. Incluso, si la materia que nos preocupa está relacionada con la salud, son cada vez más los que prefieren informarse previamente en internet antes que acudir a un médico.
Hace miles de años, las soluciones se buscaban en la naturaleza. Se observaba el comportamiento de los animales, el efecto que el consumo de plantas tenía en ellos o en uno mismo, se respetaban los ritmos que marcaba la naturaleza y todo iba fluyendo de manera armoniosa.
Ahora tenemos avances de todo tipo pero la armonía, más bien, escasea.
Con el tiempo, cuando algo no funciona, he aprendido a pararme e intentar encontrar respuestas en la naturaleza. Aunque nunca he tenido problemas de sueño, sí acuden a mí personas que me piden consejo sobre el tema. Así que hago lo mismo y les invito a observar y reflexionar sobre lo que ocurre en el medio natural.
Si estamos diseñados para dormir y pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, por algo será, ¿no?
Pero no, uno se empeña en ser superman y superwoman, nos creemos importantes y productivos por llevar la agenda bien cargada y nos permitimos frases del tipo “ya dormiré cuando me muera”, cuando en realidad son muchos los muertos en vida que circulan por ahí, faltos de sueño y vitalidad.
¿Qué nos llevó a desconectarnos del patrón de sueño biológico?
Todo empezó con la llegada de la luz artificial a finales del siglo XIX, que nos desconectó de nuestro patrón de sueño, hasta entonces habitual, quedando perturbado el ritmo circadiano.
El ritmo frenético de la productividad a toda costa no ha hecho más que empeorar las cosas.
Todos los seres humanos tenemos un reloj biológico que marca ritmos y que no podemos ignorar. Este reloj regula nuestro funcionamiento fisiológico y nuestro comportamiento gracias a la secreción de hormonas. A su vez, es regulado por varios factores, siendo la luz el más importante.
Nuestro código genético lleva la información de que de día se realiza actividad y de noche se descansa. Sin embargo, la exposición a la luz artificial, de baja calidad y siempre constante, altera seriamente nuestro ritmo circadiano, sobre todo el del sueño, obstaculizando la recuperación física y la salud óptima.
¿Qué sucede mientras dormimos?
Creemos erróneamente que disminuye la actividad corporal y, sin embargo, la actividad que el organismo lleva a cabo es bastante intensa:
- Estimuladas por la oscuridad, se liberan hormonas como la melatonina, que provoca el sueño y que a su vez estimula la secreción de la hormona del crecimiento
- Los músculos se liberan de la tensión, se relajan y se regeneran
- Cae la presión arterial
- Disminuye el ritmo cardiaco
- Se dilatan los vasos de la piel
- Aumenta la actividad del sistema digestivo
- Las células se regeneran
¿Qué beneficios aporta un sueño de calidad?
Me pregunto hasta qué punto somos conscientes de los beneficios de un buen sueño reparador.
Mucha gente está dispuesta a comprar potingues carísimos para la piel, a atiborrarse de pastillas, a cambiar de dieta, a gastarse una pasta en suplementos, a hacer deporte hasta desfallecer antes que a incorporar unos hábitos de sueño saludables. Si les dijeran que los efectos de lo que buscan se pueden lograr sin mover un solo dedo y sin gastar un duro no darían crédito.
Creo que ningún fármaco puede lograr lo que un sueño reparador en una sola noche:
- Mejora la capacidad de memorizar, aprender y de resolver problemas
- Favorece la regeneración celular
- Acelera la recuperación física
- Mejora el humor
- Ayuda a mejorar nuestra actitud ante el estrés diario
- Mejora el rendimiento atlético
- Eleva los niveles de energía
- Reduce el riesgo de caer enfermo ya que el sistema inmunitario está más activo por la noche
¿Qué pasa si no se duerme lo suficiente?
Generalizando un poco, ya que cada persona es un mundo (y, si tienes hijos pequeños, olvídate), lo suficiente quiere decir dormir, como mínimo, seis-siete horas diarias en verano. En invierno se pueden añadir hasta dos horas más. Adaptarse al ritmo estacional ayuda a regular el funcionamiento del reloj biológico.
Pero lo realmente importante es que el sueño sea de calidad. De nada sirve tirarte ocho horas metido en una cama si no te levantas renovado y lleno de energía.
Quedarte a ver el capítulo número mil de tu serie favorita, si lo haces con frecuencia, va terminar pasando factura sí o sí.
El panorama es, cuanto menos, desolador cuando eliges no dormir lo suficiente o no adoptar hábitos de sueño saludables:
- Aumenta el riesgo de contraer enfermedades psicológicas como la depresión
- Favorece la inflamación crónica de bajo grado la cual suele deberse a un estilo de vida poco saludable. El peligro de este tipo de inflamación es que daña silenciosamente los tejidos, el proceso puede durar años sin que se note y los síntomas no aparecen hasta que se produce una pérdida de función
- Impide al organismo gestionar el estrés oxidativo que vivimos cada día
- Un estudio demostró que incluso puedo encogerse el cerebro
- Aumenta la presión arterial
- Aumenta el riesgo de padecer diabetes. Cuando se duerme poco durante periodos prolongados disminuye la capacidad del organismo de procesar la glucosa presente en la sangre. Hay estudios que explican como la baja tolerancia a la glucosa es un factor de riesgo para la diabetes de tipo 2
- Aumenta el riesgo de padecer obesidad. Según un estudio (1 y 2) realizado en grandes poblaciones se observó la relación entre un sueño más corto de lo habitual (menos de 8 horas) y un aumento del índice de masa corporal. La duración reducida del sueño se asoció a cambios en las hormonas que controlan el hambre; por ejemplo, los niveles de leptina (reductora del apetito) eran bajos, mientras que los niveles de grelina (estimulante del apetito) eran altos. Además, cuanto menos se duerme, más tiempo hay para comer y beber.
- Y hasta aumentaría el riesgo de mortalidad según este estudio.
Antes de echar mano de fármacos, sería recomendable que analizaras tus hábitos y tu exposición a la luz solar. Este es el primer paso. Es muy probable que con unos cuantos cambios empieces a notar mejoría.
En el próximo artículo te voy a proponer numerosos consejos prácticos para que vayas probando.
Y, mientras tanto, aprende de la naturaleza pero, sobre todo, ¡no pierdas el ritmo!
Ahora me gustaría que me contaras una cosa: ¿cuál es tu mayor desafío a la hora de seguir el ritmo de la naturaleza?
Un abrazo,
Referencias:
- Van Cauter E. et al. (2007): Impact of sleep and sleep loss on neuroendocrine and metabolic function. Hormone Research 67:2-9
- Knutson K.L. et al. (2007): The metabolic consequences of sleep deprivation. Sleep Medicine Reviews 11(3):159-62
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Hola Kiki!
Muy interesante lo q comentas. No somos conscientes de lo importante q es tener sueño de calidad. Podría decirse q casi nunca en mi vida he dormido bien. Siempre con el sueño muy ligero y escaso. Ahora, a mis casi 34, ya no me pregunto el porqué de mis problemas de piel, el porqué de mi pérdida de energía, etc. Ahora sé q puede tener mucho q ver con mi dificultad para descansar y q hay que ponerle remedio cuanto antes.
Gracias por recordármelo preciosa!
Un abrazo
Hola Tania,
muchas gracias por tu comentario. Afortunadamente nunca he tenido problemas de sueño pero una de las causas es que desde siempre he respetado mucho los ritmos naturales. En cuanto no lo hago mi cuerpo se resiente, la piel se apaga y me falta claridad mental.
Creo que es una forma de higiene que vale la pena poner en práctica ya que trae más beneficios que sacrificios 🙂
Un abrazo enorme!
Kiki