Ay, ay, a ver de qué van estos ahora. ¿De comer luz? ¿Qué es eso? ¿La última dieta de moda?
Tranquil@, que no cunda el pánico.
Oí hablar por primera vez de este concepto hará una década, en el libro del Dr. Gabriel Cousens Alimentación Consciente . Y mi reacción fue esa misma. Me pareció una extravagancia más y pasé de largo sin darle la menor importancia ni indagar más allá.
Sin embargo, según ha ido aumentando mi nivel de conciencia a lo largo de los años, este enfoque cobra cada vez más sentido para mí. Es más, la escuela donde me he formado en nutrición da máxima importancia a lo que denominan la Nutrición Bioenergética.
Como bien dice el dicho:
“Cuando el alumno está listo, aparece el maestro” 🙂
Veámoslo.
¿De qué va esto?
Sabemos que somos energía. La vemos y sentimos a diario pero puede manifestarse de múltiples formas. Una de ellas es la luz.
La luz es fundamental para la vida. Alimenta nuestro planeta y los seres que en él habitamos. Sin luz, no hay vida.
Las plantas son los únicos organismos capaces de absorber la luz del sol y transformarla en su propio alimento. La famosa fotosíntesis que estudiábamos en el cole. ¿Te acuerdas?
Sin plantas la vida en la Tierra tampoco sería posible. Y las plantas son a su vez la base de nuestra alimentación. Hasta aquí todo normal.
El valor nutricional de los alimentos se mide hoy en día en base a su aporte energético medido en las calorías que nos proporcionan los macronutrientes (proteína, hidrato de carbono, grasa) y las vitaminas, minerales, oligoelementos y enzimas que aportan los micronutrientes. Pero poco o nada se habla de la cantidad de luz que los alimentos son capaces de almacenar en forma de frecuencia electromagnética.
Se ha demostrado que la plantas almacenan luz en su ADN en forma de partículas lumínicas llamadas biofotones (en internet puedes consultar los diversos trabajos del doctor alemán Dr. Fritz-Albert Popp o informes como éste).
La luz regula la función celular pero también otros importantes procesos vitales. Los biofotones tienen un papel crucial ya que son transmisores de importante información biológica y nutricional necesaria en diversos procesos vitales de nuestro organismo.
Cualquier ser vivo emite biofotones. Cuanto más elevado es el nivel de energía que emite una célula, mayor es su vitalidad y su capacidad de transmitir energía solar en nuestro organismo.
Por esta razón se afirma que cuanta más luz sea capaz de almacenar un alimento, mayor será su calidad y su aporte nutricional.
Hoy en día existen herramientas para medir la cantidad de luz que almacenan los alimentos. Cuanto más alta sea la frecuencia vibratoria que emiten, más saludable y recomendable será.
La medición de la frecuencia vibratoria de nuestro propio cuerpo nos indica nuestro estado de salud. En una persona enferma es notablemente más baja que en una sana.
¿Cómo se come más luz?
Comer más luz consiste sencillamente en comer más frutas y más verduras, crudas, frescas, silvestres y/o ecológicas ya que son los alimentos más ricos en biofotones y por tanto se consideran alimentos con luz.
Al asimilar los vegetales que ingerimos crudos la luz vital de sol almacenada en la planta es asimilada a su vez por nuestro propio organismo.
Cuanto más nos alejamos de ese patrón, menos luz ingerimos. Y cuanta más energía solar somos capaces de asimilar y almacenar, mayor es nuestra capacidad de sanar y de mantener una salud óptima.
De mayor a menor contenido en biofotones tenemos:
- Flores
- Frutas
- Frutos secos y semillas
- Hojas verdes
- Raíces, bulbos y tubérculos
- Cereales y legumbres
- Leche y productos lácteos
- Carnes y pescados
Esta es una de las razones por las que se recomienda privilegiar el consumo de frutas y verduras frescas, silvestres y ecológicas siempre que sea posible.
Como bien te puedes imaginar, la mayoría de productos supuestamente comestibles que los supermercados venden carecen de luz. Más que preocupante es liberador: ya no es necesario que te pierdas por sus pasillos buscando productos inservibles ni que gastes tu dinero en ellos.
Volvamos a los mercados, a los huertos, al campo.
¡Volvamos a nuestro estado natural!
Y tú, ¿comes mucha luz?
Un abrazo,
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hola chic@s!!…. desde luego que sí….. estoy completamente de acuerdo con vosotros.Me parece que está muy bien explicado. COMER MÁS LUZ también forma parte de mi estilo de vida. A ver si lo consigo…. Gracias por estar ahí! un besote
Hola Maria Jesús,
conseguirlo no es tan dificil como parece, solo es cuestión de escuchar un poquito más nuestro instinto, tan acallado con comida basura.
Gracias a ti tu comentario.
Un abrazo,
Kiki
por cierto
CON ESAS FRESAS DAN GANAS DE DARLE UN MORDISCO A LA PANTALLA
Jajaja, está claro que la comida entra primero por la vista 🙂
Pues yo la verdad ya no sé si como mucha luz. Supongo que las frutas y verduras que venden en los Super han madurado al sol y a la luz, sino, no estarian maduras. Pero pensandolo bien, cuando notas que los tomates no saben a tomate y que además están medio congelados, que las patatas están superlavadas y las frutas tienen un brillo sospechoso como si les hubieran dado cera, empiezas a pensar que so no es normal. En cambio en los mercados, encuentras las patatas recien cogidas pero llenas de tierra todavia, las naranjas sin brillo y amontonadas en pila, las uvas cubiertas de polvo, todo feisimo, poco atractivo, que no entran por los ojos, y me digo, «esto es lo que hay que comprar».La verdad es que a veces me acabo llevando los brillos de las estanterias y pensando donde c……habrá madurado ésto.
Hola Purik,
así es, cuanta más fea y sucia sea la fruta y la verdura, menos la habrán manipulado.
Las zanahorias y las fresas de mi huerto tienen una pinta atroz pero un sabor incomparable.
Tu instinto sabe de sobra lo que tienes que elegir.
Te agradezco mucho tu comentario.
Un abrazo,
Kiki
Me ha encantado este post. Llevo mucho tiempo dandole vueltas al tema de la alimentación. Tenemos un huerto ecológico y hacemos la compra en la tienda del barrio y una cooperativa que apuesta por recuperar la calidad y el control de la alimentación. Pero hoy me has convencido de que, cuando tenga que abrir el armario para picar, coja mucha luz!
Hola Sonia,
tomar conciencia es ya un gran paso y por lo que veo no vas nada descaminada.
Gracias por tu comentario y un abrazo!
Kiki
Hola! alguien sabe donde se ubicaría la miel de abejas en esa pirámide? gracias.
Muy buen tema, me gustaría saber en que escuela de formaste ya que en la escuela donde me formé, de bioenergética, no se conoce en absoluto, eso lo vine a conocer 15 años después de salir de la universidad, y como yo digo la bioenergética es el maestro oculto de todo autodidacta, me refiero claro al método utilizado por los biomagnetista en el cual hay una respuesta muscular inteligente, que no es otra cosa que otra modalidad de test kinesiológico, que ya nos hemos aoctumbrado a llamarle bioenergética, el tema me llamó la atención porque actualmente realizo algo que llamo nutrición de elección bioenergética, es decir el cuerpo a través de la respuesta muscular señala el alimento que requiere y en el tiempo que lo requiere, hay más de una sorpresa en este método que apenas empiezo a descubrir y desarrollar, gracias a la bioenergética y a los principios cuánticos que me han dado luces, saludos y no dejen de publicar más temas como estos.
Hola Marco,
me he formado en Bélgica, en la Escuela Europea de Medicina Natural.
La verdad es que es un tema apasionante del que se encuentra poca información y sobre el que hay poco conocimiento. Me alegra que te haya interesado el artículo y te mando un abrazo!
Kiki