En esta parte del mundo llegamos casi al ecuador del verano y lo que la mayoría deseamos es pasar más tiempo al aire libre, dejar atrás la rutina y recargar nuestras extenuadas pilas.
Si todavía no tienes muy claro hacia dónde encaminar tus pasos estivales, hoy vengo a inspirarte con la siguiente propuesta: hazte explorador.
Explorador es una palabra con diversas definiciones. Una de las más utilizadas es:
“Persona que viaja con el propósito de descubrir nuevos territorios o espacios desconocidos”.
Durante siglos, esta se ha considerado como una acepción válida pero creo, sinceramente, que debería ser actualizada. A ver…, permíteme intentarlo:
“Persona que utiliza los cinco sentidos para salir a descubrir y a apreciar lo que hay ahí fuera, independientemente de si está cerca o lejos, de si otros ya estuvieron antes ahí o no, distinguiéndose de todos aquellos que viajan por un territorio sin prestar atención a lo que les rodea”.
¡Ahí queda eso!
Las pasadas dos semanas tuvimos huéspedes en casa: nuestros queridos amigos venezolanos a la par que canarios Mer Ceruzzi y Maykol García, del Bushcraft School Aborigen, recién trasladados de la isla de El Hierro a la península ibérica. Antes de comenzar su andadura peninsular, decidieron venir a descubrir con nosotros el lado salvaje del Benelux.
Maykol y yo pasamos la primera semana en Han-sur-Lesse, un encantador pueblecito de las Ardenas belgas, como miembros de la Goodplanet Adventure Expedition, un campamento de verano con un objetivo muy claro: estimular la reconexión entre dieciséis niños y la naturaleza. Para todos, una experiencia intensa y enriquecedora.
Durante la segunda semana, ambos participamos, junto con nuestras respectivas familias, en el proyecto en curso Wild and adventurous Benelux Expediton 2015.
Tras haber explorado numerosos lugares remotos y salvajes durante los últimos 20 años, a finales de 2014 Kiki y yo decidimos lanzar un nuevo proyecto sobre la exploración de la naturaleza en los lugares salvajes más cercanos. En nuestro caso, el Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo).
Desde enero y hasta finales de 2015 estamos explorando los rincones más bellos de los últimos reductos de naturaleza que quedan en estos tres países, cuya elevada intensidad demográfica nos impide, con frecuencia, ser conscientes de la riqueza de fauna y flora que aún se resiste a desaparecer.
Estos parajes suelen estar bien escondidos, no son fáciles de encontrar. Pero haberlos, haylos. Y por ser firmes y recios supervivientes entre pobladas ciudades y zonas industriales, deberíamos apreciarlos, honrarlos y amarlos incluso más.
El objetivo de este proyecto es, sobre todo, demostrarte que no hace falta ir al Polo Norte ni escalar el Everest para ser un explorador. Empieza sencillamente por salir de tu casa y descubrir la belleza que te rodea. Conocidos aventureros como Sean Conway y Julian Monroe Fisher, auténticos maestros de las expediciones caseras, demuestran que para explorar no siempre se requieren lugares remotos ni grandes sumas de dinero. Proyectos como ‘Running Britain’, ‘Kayaking the Thames’ and ‘Carolina Rivers Exploration’ dan buena fe de ello.
En cualquier caso, ha sido sorprendente observar el viaje por el Benelux salvaje y aventurero a través de los ojos de nuestros amigos venezolanos. Determinados lugares que para nosotros pasaban desapercibidos eran percibidos por ellos como espacios de una exuberante e inusual belleza salvaje. Observaban aspectos diferentes a nosotros, apreciaban colores y matices que nuestros acostumbrados ojos pasaban por alto. Distinguían el aroma de plantas y flores al que nuestro olfato ya está demasiado habituado. Descubrir juntos estos parajes despertó en ellos recuerdos de su lejana jungla venezolana, de sus numerosas aventuras en las recién abandonadas Islas Canarias y en la España peninsular. Ha sido una experiencia muy enriquecedora que nos ha abierto los ojos a todos en muchos sentidos.
Así que quiero invitarte a que te conviertas en explorador de tu propio “jardín”, estés donde estés. Prueba a observar el lugar con los ojos de un extraño. Imagina que estás caminando, corriendo, escalando, remando o nadando en la naturaleza con amigos que han venido a visitarte de un lugar lejano. Intenta ver lo que verían, oler lo que olerían, sentir lo que sentirían visitando tu “jardín” por primera vez. Te garantizo que vas a empezar a apreciar pequeños tesoros que siempre han estado ahí pero en los que nunca antes habías reparado o que habías dejado de ver de pura costumbre.
¿Y para qué me viene Rewilding Drum con esta propuesta?
¿Qué gano con ello?
Ser explorador es un estado mental. Es uno de los mejores aceleradores en la recuperación de tu estado natural (o rewilding). La lista de beneficios es larga pero te hago un pequeño resumen:
- Te ayudará a conocerte mejor y a superar tus propios límites.
- Aprenderás a moverte de forma más espontánea, afrontando con naturalidad los diferentes obstáculos que el medio natural presenta.
- No hay mejor forma de desconectar y reconectar, reducir los niveles de estrés e incrementar la absorción de vitamina D.
- Descubrir la belleza natural que nos rodea es una actividad perfecta para compartir con la familia y los amigos.
- Es una buena manera de empezar a aprender sobre plantas silvestres comestibles.
- Aprenderás por qué son útiles las diferentes técnicas de supervivencia y de bushcraft, no sólo durante la marcha sino también en tu vida diaria.
- Apreciarás más las cosas sencillas como un simple vaso de agua, un buen fuego o un refugio acogedor.
¡Y ahora sí! Desata al explorador que llevas dentro y descubre los tesoros que esconde nuestro planeta. Tu lado más salvaje te estará infinitamente agradecido.
Cuéntame cómo vas a hacerlo. ¡Me encantará conocer tus experiencias!
Un abrazo,
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