Hubo un tiempo en el que comíamos… bellotas.
Para quien no lo sepa, la bellota es el fruto de los robles, sea del tipo que sea y todas son comestibles.
Según la especie encontraremos diferentes nombres: encina, alcornoque, melojo, quejigo, rebollo, etc
A modo de curiosidad, decirte que México es el país con la mayor cantidad de especies del mundo. Allí lo llaman encino.
En mis talleres sobre reconocimiento y uso de plantas comestibles a menudo pregunto a los participantes.
¿Qué sabéis sobre las bellotas?
La respuesta, al unísono, no se hace esperar:
¡Comida para los cerdos!
Y, sin embargo, hubo un tiempo no tan lejano en el que comer bellotas era la más común de las costumbres en la península ibérica.
En otros lugares de Europa también se consumieron, al igual que en Norteamérica y Sudamérica. Los indios apaches y cherokees las utilizaron como sustento básico.
En mi caso, recuerdo muy bien que de niña, cuando llegaba el otoño, solía haber en la cocina un pequeño frutero con castañas y bellotas.
Más adelante descubrí que se trataba de un tipo de bellota muy concreto y dulce que se da en la península ibérica llamado Quercus Ilex ballota.
Ese dulzor es más bien excepcional ya que la mayoría de las bellotas no pueden comerse así, sin más, como hacemos con las castañas.
Esto se debe a su alto contenido en tanino.
Se trata de una sustancia caracterizada por su sabor astringente que te deja una sensación de aspereza en la lengua (piensa en el vino, por ejemplo).
Ingerir grandes cantidades de tanino, es imposible para empezar, por lo desagradable de su sabor amargo y la sensación descrita.
Además, es difícil de digerir e incluso puede llegar a ser tóxico si se consume en grandes cantidades.
Por lo tanto, antes de poder consumir bellotas hay que llevar a cabo una labor, un tanto tediosa para un mundo con prisa, pero meditativa para los que decidimos conectar con la naturaleza y sus recursos a un nivel más profundo.
Me estoy refiriendo al desamargado o eliminación del tanino. Es un paso imprescindible para que las bellotas sean comestibles.
¿Qué es el desamargado y cómo se lleva a cabo?
Hay muchas maneras de llevar a cabo este procedimiento, pero te describo aquí la más fácil y asequible.
Se trata de simplemente poner las bellotas peladas y troceadas en remojo varias veces hasta que el agua quede completamente clara, señal de que la mayor parte del tanino ha desaparecido y que las bellotas están listas para su consumo.
Los pasos serían los siguientes:
- Recolectar bellotas del suelo: fíjate que no haya agujeros
- Sumergirlas en agua y descartar las que floten
- Secar un par de días en una bandeja de secado o de mimbre para que sean más fácil de pelar.
- Pelar y trocear. Ayúdate de un buen cuchillo o de un cascanueces.
- Poner en remojo en un recipiente de vidrio transparente, por la mañana
- Colar, enjuagar y volver a poner en remojo toda la noche
- Repetir hasta que el agua de remojar sea transparente y haya desaparecido el sabor amargo
Una vez desamargadas, las bellotas están listas para su consumo o para procesar e incorporar a otros platos.
Las posibilidades son más que sorprendentes.
¿Vale la pena todo ese trabajo?
Como herborista y recolectora profesional, siempre busco en la naturaleza alternativas nutritivas y sostenibles que puedan integrarse en nuestra vida diaria.
Las bellotas son una de mis preferidas por su alto valor nutricional ya que contienen:
- hidratos de carbono complejos
- proteínas completas al tener los 8 aminoacidos esenciales
- grasas saludables
- antioxidantes
- vitaminas B1, B3, B5 en B6
- minerales como potasio, magnesio, calcio, zinc, cobre, fosforo y hierro.
Su sabor es suave, algo dulce y con toques de nuez cuando se preparan correctamente, como vimos arriba.
Además de su alto valor nutricional recolectar y preparar bellotas para su consumo tiene otras ventajas:
- nos conecta con la tierra y la autosuficiencia
- nos permite desacelerar el ritmo diario
- es una buena manera de consumir productos 100% naturales y sin intermediarios
- si tienes un roble tendrás comida por cientos de años
Si he logrado convencerte, pasemos a la siguiente fase: preparar el famoso café de bellotas.
Cómo se hace el café de bellotas
Hay varias plantas que se prestan a elaborar café silvestre.
Una de las más conocidas es la bellota.
El café de este fruto es reconfortante en días fríos y una buena alternativa para quienes buscan reducir el consumo de cafeína o simplemente desean probar algo nuevo y sorprendente.
Tiene un sabor a nuez, algo ahumado y suave.
Al mismo, tiempo no es recomendable tomarlo a diario por el tanino residual que haya podido quedar.
Una vez que hemos preparado y eliminado los taninos de las bellotas, podemos proceder a hacer nuestro café silvestre.
Vamos ya con el procedimiento paso a paso:
- Una vez secas, trocea las bellotas en trocitos lo más pequeños posibles con la ayuda de un cuchillo
- Tostar en una sartén a fuego bajo.
- Remueve constantemente para que no se quemen y hasta que se vuelvan marrón oscuro. Este proceso es clave para lograr el sabor profundo y ahumado similar al café.
- Cuando las bellotas estén tostadas y frías, muelelas. Puedes usar un molinillo de café como en el video o un procesador de alimentos.
- Obtendrás un polvo fino similar a la consistencia del café molido.
- Procede a preparar el café como harías normalmente, a razón de una cucharada sopera por taza de agua y ahora sí
¡A disfrutar!
Espero que esta guía te haya inspirado a probar el café de bellotas y a seguir explorando las bondades que la naturaleza tiene para ofrecernos
Un abrazo,
Kiki
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