No es ninguna novedad que vivimos tiempos inquietantes.
Te informes por donde te informes vas de susto en susto y sientes como si el mundo a tus pies se tambaleara.
Mantenerse en el ojo de este huracán no es tarea fácil, pero es la única forma de no perderse entre tanto tumulto.
Desde que empezó esta crisis muchas personas me han preguntado por remedios para calmar la ansiedad y los nervios.
Y yo, en busca de respuestas, he aprendido a mirar en solo dos sitios:
1- En mi interior
2- En la naturaleza
Mi interior me aconseja mantenerme en el presente. Lo que pasó no se puede cambiar. Lo que vendrá nadie lo sabe. ¿Para qué imaginarnos futuros aterradores? Probablemente nunca se darán. Mejor nos quedamos en el ahora.
¿Estoy bien ahora? ¿Tengo comida, techo, agua, ropa y personas queridas a mi alrededor?
Si la respuesta es afirmativa, quédate ahí.
¿Qué está bien en tu vida? Quédate con eso.
Ahora todo está bien y lo demás no existe. Lo demás es solo el cotorreo de tu mente, pero nada más.
Cuando la mente se dispare, vuelve al ahora. Al menos, eso es lo que a mi me está funcionando.
A continuación, veamos qué nos dice la naturaleza.
¿Qué nos ofrece el medio natural para calmar los nervios?
La naturaleza en sí ya es toda una fuente de paz y tranquilidad.
Dejarnos envolver por su silencio es una de las mejores maneras que hay para reducir la ansiedad.
Pero también nos ofrece gran variedad de plantas que actúan sobre el sistema nervioso.
Hoy quiero hablarte de una de mis preferidas.
Se trata de la Melissa officinalis, conocida comúnmente con el nombre de melisa o toronjil.
El nombre proviene de las palabras abeja y miel en griego.
Sin duda se trata de una de las plantas melíferas por excelencia. Por ello es conveniente tenerla en los jardines.
Ya los médicos de la antigüedad como Avicena reconocían su capacidad para levantar el ánimo y superar la melancolía.
Según el herborista francés Messegué la melisa te devuelve la alegría y las ganas de vivir.
Y ¡es verdad! Doy fe de ello: a mi me llena de alegría con tan solo oler su delicioso aroma.
La melisa se hizo muy popular gracias al Agua del Carmen cuya receta original se atribuye a los frailes carmelitas (S XVII).
Durante el reinado de Luis XIV se convirtió en la panacea que aliviaba cualquier problema relacionado con el sistema nervioso. De hecho se llegó a llamar agua antihistérica.
Su uso era muy común antes de la llegada de los antidepresivos de síntesis y hasta no hace más de cien años era frecuente encontrar una botellita de Agua del Carmen en muchos hogares españoles.
Identificarla es fácil
Es una planta de fácil identificación gracias a su agradable aroma de limón que la hace inconfundible, aunque puede llegar a confundirse con la hierbabuena o la ortiga.
Se trata de un pequeño arbusto o mata que puede alcanzar el metro de altura.
Los tallos se ramifican desde la base y las hojas son dentadas de color verde intenso pero claro.
Florece en verano pero sus flores son tan pequeñas que casi pasan desapercibidas.
¿Cuándo la recolecto?
Afortunadamente todavía se encuentra melisa en su estado silvestre en zonas húmedas y sombreadas.
Se recolecta la toda planta (hojas y tallos) en primavera, antes de la floración.
Si queremos tener melisa todo el año, se puede poner en maceta dentro de casa durante los meses más fríos.
¿Qué propiedades tiene?
¡Muchas!
Como todas las plantas, la melisa tiene gran variedad de propiedades y usos, pero como vengo diciendo en mis artículos sobre plantas medicinales, vamos a aprender uno o dos como máximo por post, para no dispersarnos.
Hoy hablamos únicamente de su uso como ansiolítico, de probada eficacia a través de diferentes estudios (1). Por lo tanto es muy indicada en casos de ansiedad y nerviosismo.
Ha demostrado ser apropiada en cuadros de ansiedad acompañada de miedos de origen desconocido, a veces con palpitaciones y un sistema nervioso simpático hiperactivo.
Lo interesante de esta planta para casos de ansiedad es que calma sin ese efecto de sentirse medio grogui como le sucede a algunas personas con la valeriana.
También ayuda a reducir el dolor causado por algún desequilibrio nervioso (cabeza, estómago, oído…).
¿Cómo usarla?
La primera pregunta que suele surgir es:
¿Fresca o seca?
Sin ninguna duda ¡fresca!
A pesar de su potente aroma, la melisa contiene muy poco aceite esencial que prácticamente se pierde al secar. Esto hace que la planta se degrade con más rapidez y pierda gran parte de sus propiedades.
Los mejores preparados para beneficiarnos de sus virtudes ansiolíticas son la infusión y la tintura de la planta fresca.
Ambas preparaciones son bastante sencillas:
1- Infusión
30 g de hojas frescas por litro de agua caliente (no hirviendo).
Dejar infusionar (tapada) durante 15’
Colar y beber entre 3 y 5 tazas al día
2- Tintura
En este caso tienes dos opciones:
a) comprar la tintura, por lo que solo tienes que seguir las instrucciones del fabricante. Lo normal es tomar entre 30 y 40 gotas 3 veces al día.
b) hacer tu mismo la tintura. Si te animas con esta opción necesitas:
- 200 ml alcohol de 90-96º puro (no desnaturalizado) por 100 g planta fresca
- Machacar la planta en un mortero
- Ponerla en un bote de vidrio limpio
- Añadir el alcohol
- Dejar macerar 2 semanas en un lugar seco y oscuro
- Filtrar, envasar y etiquetar
Como ves no tiene gran complicación, pero si no tienes ni tiempo ni ganas lo mejor es que compres tu tintura en un herbolario o farmacia.
¿Hay contraindicaciones?
Aunque la melisa es una planta bastante segura, antes de consumirla hay que tener en cuenta lo siguiente:
- En caso de hipotensión consumirla previa consulta con tu médico
- Evitar en caso de hipotiroidismo
- La melisa y sus preparados podrían interactuar con ciertos medicamentos antidepresivos, hipotensores y anticoagulantes
Espero que este artículo te haya servido para aprender a gestionar la ansiedad y el nerviosismo con la ayuda de esta maravillosa planta.
Cuéntame en los comentarios si tu también la has usado ya para este fin u otros y qué preparados has utilizado.
Sería estupendo compartir nuestros saberes ancestrales para seguir caminando hacia una vida más salvaje y autosuficiente.
Un abrazo,
Kiki
Crédito de imágenes:
ivabalk de Pixabay – Ajale de Pixabay – Picography de Pixabay
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